Hoy en el bondi me puse a tratar de leer, ya que mis auriculares presentaron un serio problema llamado romperse, y empecé a leer un libro que me recomendó madre sobre la vida de un japonés que es hijo único, me gusta bastante, y me logra mantener entretenida, además es fácil de leer y no es largo, que es el tipo de literatura que necesito estos días. En fin, el punto es que tratando de leer (no estaba para nada concentrada), llegó un punto en el que me empecé a marear un poco, y además mis ojos ya no podían seguir más las oraciones y entenderlas, era como que las leían y se perdían en una colgadez que tenía, así que me decidí a marcar la página, cerrar el libro y dormir un rato, ya que me dí cuenta de que tenía mucho sueño. Al cerrar los ojos desaparecí completamente del mundo, me sumí en el mundo de los sueños con tanta facilidad que cuando me desperté porque una señora al lado mío me pedía permiso para pasar no lo podía creer, procedí a ocupar su asiento contra la ventana y volví a cabecear. A los 5 segundos jugaba con los irreales sueños de nuevo. Me desperté sobresaltada a unas 7 cuadras de la parada donde me tenía que bajar, y tardé un poco en entender que pasaba. Un señor sentado al lado mío me miraba fijamente,pero mostraba curiosidad más que nada, cuando se bajó un par de paradas antes que yo salió corriendo, sospecho que me robó los sueños, porque no me los acuerdo (?). Al bajarme se me cayó el libro (no lo había guardado en la mochila después de decidirme a dormir).Después de levantarlo por culpa de mi acto de torpeza me cruce con un chico que me hizo darme vuelta, y no es que fuese hermoso ni nada, para nada, pero era de esas personas que uno las ve por la calle y dice "Yo podría ser amigo de el/ella", se vestía simple, unos jeans muy claros holgados, haciendo notar que sus piernas eran flacas y largas, unas zapatillas gastadas negras, un buzito creo que beige, y una bufandita. Tenía el pelo ondeado y oscuro, ni largo ni corto, intermedio, y una expresión tranquila.. iba abriendo un paquete de Halls. La cosa es que me quedé mirándolo como una pelotuda y después me empecé a reír sola por lo bajo. Cruzé la calle a las corridas y me ví a un chico todo jevi con un buzo de los Ramones, lo peor es que me seguía riendo y el chico este me miró con cara de "vas a cobrar."
En fin, llegué a casa, bajonié unos Doritos y unos Yummis y me puse a escribir esto, la verdad que siempre tuve ganas de relatar algúna mini desventura de mi rutina diaria.